Sobre la marcha es duro aceptar lo que está pasando.
Lo primero que salta como respuesta es que no queremos aceptarlo en ese momento. Existe cierta falsedad de parte nuestra al no querer aceptar algo que está pasando qué ni siquiera puedes evitar ni corregir ni terminar.
Es simplemente fácil no aceptar algo que va a pasar, porque aún tienes tiempo de evitar que suceda pero cuando algo ya está pasando es completamente inevitable. Pero nos gusta montar el drama y hacer todo un espectáculo cuándo simplemente podríamos aceptarlo aunque no nos guste, no hay otra alternativa.
Algo que me ha ayudado es de que cuando sospecho que algo va a pasar empiezo a analizar todo el panorama y a ver los posibles resultados cuando todo va a salir mal inevitablemente empiezo a aceptarlo desde antes de que suceda. De cierto modo me anticipo al resultado y cuando las cosas salen mejor de lo que uno espera pues hay cierta gratitud.
Pero la mayoría de veces cuando algo parece que va a salir mal termina saliendo mal o muy mal. Las noticias, las sospechas, los rumores y los chismes normalmente te dan suficiente información para hacer una lista de posibles finales.
El desapego
A veces cuando estamos demasiado positivos aceptar un final contrario a lo que falsamente creímos se vuelve difícil de aceptar. Probablemente por esto es que muchas personas se vuelven frías y calculadoras. Lo cierto es que hay muchas desciplinas de vida en los que se acostumbra aprender sobre el desapego, esto consiste en aprender a separarse de los deseos, incluyendo el deseo de que las cosas salgan bien.
Cuando aprendes a llevar tu vida con desapego suceden cosas malas y no sufres. Enfrentas perdidas, caídas, fracasos, etcétera. Pero ya sabes que debes de aceptar que las cosas pueden salir bien y salir mal, y sólo lo sabrás al final del camino.
No hay manera de que puedas obligar el mundo, a la vida, a la sociedad, a las fuerzas que creas a que te den lo que quieres. Si lo piensas bien de cierto modo es como el capricho y berrinche de un niño pequeño, claro que un niño pequeño no sabe que las cosas pueden ser diferentes a lo que quiere y le toma tiempo entender de que las circunstancias deben ser diferentes para conseguir lo que desea.
Y así hay muchas personas que aún no entienden que las circunstancias controlan parte de la existencia misma y que al no ser las adecuadas el final de lo que esperamos nunca sería lo que deseamos.